martes, 14 de marzo de 2017

Esto es por las enfermas mentales

[De Sol, @_missmovin0n]


Esto es por las enfermas mentales.

Esto es por las que nunca, jamás marcharán en una manifestación.

Esto es por las que guardan un bote de pastillas en la mesita de noche.
Por las que dijeron no a las pastillas.
Por las que dijeron PASTILLAS, POR FAVOR.
Por las que no pueden permitirse las pastillas
Porque todavía tenemos que pagar por sobrevivir
Incluso cuando quien sostiene el cuchillo
Duerme en nuestro propio pecho.

Esto es por las de manos sudorosas y hombros temblorosos.
Por las que no pueden gritar por sus derechos porque se les descontrola la respiración.
Por las que lo llaman un buen día
Cuando pueden sostener la respiración.
Por las que lo llaman Renacimiento
Cuando pueden sostenerse ellas mismas.

Por las que intercambiaron secretos de la infancia
Por pintura amarilla,
Pero Freud nunca supo realmente cómo ayudar.

Esto es por las que no solo oyen voces,
Por las que tienen un coro entero en la cabeza.

Esto es por aquellas a las que nos dicen
‘el lugar de una mujer está
En la revolución’
Cuando ni siquiera podemos salir de la cama.


Por las que tienen cambios de humor y le prenderían fuego al mundo hoy
Y se tragarían las cenizas mañana por la noche.

Esto es por las que tienen amnesia y olvidan quiénes son
Aun cuando es de lo que más orgullosas están.

Esto es por las que no pueden ni leer un libro
Cómo van a formarse en una ideología entera.

Esto es por las que no pueden luchar de la mano de hombres
Porque sus voces les disparan flashbacks.

Esto es por las que no pueden beber y rechazan todas las invitaciones
Por las que no pueden beber y siguen yendo
Por las que no deberían beber
Pero se presentan borrachas, drogadas, fumadas en las concentraciones y asambleas
Porque no logran dejar de consumir.

Esto es por las que llevan con tanto orgullo las cicatrices auto-infligidas como sus banderas
Por las que se avergüenzan todavía de ambas.

Esto es por las que necesitan avisos de contenido sensible para el mero contacto humano.

Esto es por las que leen liberación sexual
Pero solo oyen: folla, folla, folla así, folla más
Cuando ellas solo quieren poder dejar de follar.

Esto es por las supervivientes de abuso sexual que parece que no son lo bastante revolucionarias por no hacer la revolución follando.
Por las que no pueden parar de follar para hacerse daño y no son “buenas víctimas”.

Esto es por las malas feministas,
Por las tontas,
Por las que no denuncian
Por las que permanecen junto a sus maltratadores.

Esto es por las que no se atreven a llamarlo acoso, abuso
O violación.

Esto es por las que convencen a sus amigas y novias de que se puede estar gorda y ser guapa
Pero se racionan la comida cuando engordan un gramo.
Por las que se hinchan a comida vegana en las cafetas
Pero no pueden acostarse sin vomitarla antes al llegar a casa.
Por las que no pueden dejar de comer
Y no parecen tener derecho a quererse mientras lo intentan.

Esto es por las que quieren hacerse vegetarianas o veganas
Pero tendrían que dejar de odiar la comida para empezar
Por las que quieren hacerse vegetarianas o veganas
Pero sienten que ya es bastante cruz para sus padres el tener una hija enferma.

Esto es por las que oyen que el suicidio, la medicación, la psiquiatría son de débiles
Y no pueden recordar nada que les requiriera mayor fuerza que el pedir ayuda.
Por las que se saltan manifestaciones, charlas y asambleas porque tienen terapia
Y terapia no es un capricho, terapia es sudor
Terapia es supervivencia.

Esto es por las que no armarán jamás una barricada capaz de parar el diluvio universal que lloran cada día.
Por las que lloran en público.
Por las que sollozan en las charlas.
Por las que berrean en las concentraciones.

Esto es por las que se saben todo el abecedario del consentimiento
Pero nunca logran articular un “no”.
Por las que se quedan paralizadas de miedo ante una agresión y no pueden nunca ayudar a la víctima,
Sobre todo cuando las víctimas son ellas mismas.
Por las que no pueden soñar con hacer suya la noche
Cuando todavía no es suyo ni su cuerpo.

Esto es por las que no saben distinguir entre el miedo inculcado al violador y sus trastornos paranoides.

Esto es por las que no saben distinguir entre sus paranoias y las microagresiones.

Esto es por las que quieren soñar con un futuro distinto pero están demasiado ocupadas teniendo alucinaciones.

Esto es por las que oyen que hay que acabar con la monogamia y tienen impulsos suicidas ya sólo de que sus amigas hablen con otras chicas.

Esto es por las que ven listados sus síntomas en todas las listas de símbolos de maltrato
Por las que temen ser inherentemente tóxicas.

Esto es por las que quieren reventar el sistema y tienen miedo de los ruidos fuertes.

Esto es por las que imparten charlas entre repeticiones obsesivas y compulsiones manuales
Por aquellas a las que nunca dejarán impartir charlas por estos mismos motivos.

Esto es por las esquizofrénicas que ven su enfermedad convertida en una estética “antisistema”.

Esto es por las locas controladas que oyen hablar de ese “loco” controlador
Por las psicópatas maltratadas cuya enfermedad es un insulto intercambiable por “maltratador”.

Por las supervivientes que buscan espacios arco iris y sólo encuentran fiestas y conversaciones alrededor del sexo.
Por las supervivientes a las que nadie cree porque las agredió su pareja del mismo sexo
Por las supervivientes que tienen que verse cara a cara con sus agresores y maltratadores en espacios “liberados”.

Esto es por las que sufren abusos incluso sexuales a manos a manos de amigos, parejas y psiquiatras y se amplifica la tragedia de que, por locas, nadie las cree.

Esto es por las que quieren que el poder sea para la gente
Pero no son capaces de rodearse de esa misma gente.

Esto es por las que sufren maltrato
Pero nadie lo llama así porque es "sólo" psicológico
Aun cuando esos son los golpes que peores cicatrices dejan.

Esto es por las que no son maltratadas por sus parejas ni sus familias
Pero nadie parece entender que un amigo también puede ser mucho más que tóxico.

Esto es por las que quieren cambiar la realidad
Pero no distinguen bien dónde acaba esta
Y donde empieza su enfermedad.

Esto es por las que quieren despertar a los alienados
Y a veces se preguntan si no será porque ellas ya nunca consiguen dormir.

Esto es por las que no permiten que las defina su reflejo en ningún espejo
Pero hace mucho que no son capaces de mirarse en ellos.

Esto es por las que no se reconocen en los espejos.

Esto es por las que se muerden las uñas, se arrancan la piel, se estiran del pelo
Por las que llevan las marcas de lo mental grabadas físicamente en el cuerpo.

Esto es por las que se hacen daño sin necesidad del filo de una cuchilla
Por las que usan el fuego, la boca, los puños
Por las que no necesitan echar mano de lo físico para hacerse sangrar.

Esto es por las autistas que no encuentran ni un solo manual de relaciones sanas, de sexo con consentimiento
Que incluya sus formas de comunicación.

Esto es por las que huelen mal, por las del pelo graso, por las del aliento con olor a dientes sin cepillar durante días
Por las que no se pueden ni duchar.

Esto es por las que saben que se ha esterilizado a la fuerza a mujeres por ser como ellas
Y aun así su lucha como enfermas mentales es “de segundas”.

Esto es por las que luchan a través de Internet
Porque todavía no pueden hacerlo en la calle.

Esto es por las que nunca podrán salir a la calle.

Esto es por todas nosotras, porque lo somos todo: no sólo válidas sino valiosas, tan importantes, vitales y cruciales como la más cuerda y la más sana. Porque esta también es nuestra lucha, y doblemente, porque además de ser mujeres estamos enfermas y eso les ha ayudado a mandarnos callar tanto desde fuera como desde dentro.

Pero venimos cargadas de palabras, y a las locas se nos da muy bien gritar.



Poema original publicado en http://pensandoenlila.blogspot.com.es/2015/11/esto-es-por-las-enfermas-mentales.html

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Aportar luz desde la terapia

   Cuando acudimos a terapia, en muchas ocasiones vamos con un problema que nos preocupa, que nos está dificultando el día a día, y pretendemos que sólo con ir a la consulta se solucione. Esperamos
de lxs psicólogxs que nos apunten con su varita mágica y de repente todo vuelva a ser "normal". Obviamente, no lo decimos así, pero solemos expresar esto con frases como "he venido a terapia para encontrar la solución", "quiero que me aconsejes sobre qué hacer"...

  El papel de la psicóloga no es solucionar, resolver, o decidir sobre las vidas de las personas que tiene delante, sino más bien acompañar, apoyar, enseñar herramientas, promover consciencia. Es una función principal el ayudar a iluminar todos aquellos elementos que permanecen en la oscuridad de cada océano personal, para ir conociéndolos, en forma y contenido, color y peso, ir sacándolos a la superficie en la que es posible manejarlos.

   La persona que empieza un proceso terapéutico está dispuesta a sumergirse, acompañada, para ir poniendo luz en aquello que quiere trabajar de sí misma y de su vida. Y no es fácil. Porque ni siquiera la linterna que utilizan va a pilas, es de esas que transforman la energía mecánica en eléctrica para iluminar, que hay que estar continuamente accionando para que funcione. Es un trabajo a veces duro y pesado, pero es necesario en algunos momentos, y con el tiempo se va automatizando, como cualquier aprendizaje.

     Aprender, desaprender, reaprender... De todo eso se trata la terapia.


lunes, 14 de marzo de 2016

Malos hábitos, la necesidad de prestar atención.



   Lo primero a lo que nos enfrentamos cuando nos planteamos cambiar hábitos poco saludables, suele ser “¡qué difícil dejar de …!”, “yo no puedo”, “ya lo he intentado mil veces y no me funciona”, “aunque pueda al principio, en algún momento sé que voy a recaer”, “no sé por qué, pero simplemente no puedo”.
  Sin quererlo, vamos transmitiéndonos mensajes de lo imposible que puede ser, de lo incapaces que somos, de que tal como nos conocemos creemos que no podemos… Y vamos construyendo esta idea como nuestra realidad.
    Nos propondremos hacerlo, y sin embargo al poco tiempo vemos que “no podemos”, “está siendo muy difícil” o “he recaído”.

    Lo más potente de la realidad en la que estamos insertos es lo que nos contamos de ella. Si lo que nos contamos tiende a ser negativo, angustioso, estresante, vamos colaborando sin quererlo para que confirmemos nuestra idea.

    Aquí proponemos dar un paso diferente, un método sencillo, rápido y efectivo… Aunque ya te estés enviando mensajes a ti mismo de lo contrario, nosotras te decimos que lo es, así que más vale que te lo vayas contando.

  Piensa en un hábito que quieras cambiar. ¿Dejar de fumar?, ¿dejar la comida basura?, ¿abandonar el consumo de sustancias?, ¿cambiar tu rutina tan sedentaria?... Escoge aquel que hace tiempo te vienes planteando.

   He aquí la parte de la indicación más importante: te sugerimos no plantearte abandonarla… Al menos no en un principio.

    Lo interesante viene dado justamente con aquello que te sucede en el cuerpo y en la mente cuando practicas esos malos hábitos. Y en ello está la clave para abandonarlos, no como una propuesta presionada, sino porque sentirás que ya no lo necesitas. Tu cuerpo te pidió condicionar este hábito, y es el mismo quien te ayudará a desactivarlo. Lo único que habrá que hacer es poner mucha atención en todo lo que sucede cada vez que acudes a estos hábitos… La curiosidad será tu mejor compañera.

   Presta mucha atención a tu cuerpo, en primera instancia cuando estás en ello, por ejemplo cuando estás fumando, o cuando estás comiendo basura… Notarás un cambio inmediato al realizar la conducta como algo “habitual”, a realizarla prestando atención. ¿Qué le pasa a tu cuerpo? ¿Qué sabores hay? ¿Hacia dónde viaja tu mente? ¿Qué sensaciones aparecen? ¿Cuál es la emoción que prima? ¿Qué cambios vas experimentando conforme se desarrolla la acción? ¿Qué pasa al terminar? 

   Una vez que vas haciéndote experto en traducir todos estos mensajes cuando estos hábitos se producen, te será más fácil poner atención también antes de que se produzca. De esta manera, podrás dedicarle un momento a sentir curiosidad acerca de ti en aquellos instantes antes de la conducta. ¿Cómo estoy? ¿En qué estoy pensando? ¿Cómo me siento? ¿Qué le está pasando a mi cuerpo? Cuando hemos podido descodificar todos esos códigos, puede que nuestra antigua idea “positiva” asociada al mal hábito, vaya evolucionando a algo diferente. Y a su vez, esta nueva idea generará un nuevo aprendizaje y una nueva necesidad.

   Notarás que la única necesidad que tiene  que ser atendida de manera compulsiva es la de la curiosidad. Porque somos seres curiosos por naturaleza, y si damos libertad a esta necesidad, nos enseñará de nosotros mismos, de nuestro funcionamiento, de nuestros boicots.

   Toda conducta la hemos aprendido para luego realizarla de manera inconsciente. De manera que para “desaprenderla” tenemos que poner infinita atención a todo aquello que surge en esa experiencia. Sólo así podremos reconocer qué nos pasa realmente y por qué decidimos fumarnos el cigarro. Y sólo así podremos entender que nuestra necesidad última podría no ser fumar, si no más bien sentarnos a descansar, llorar si hace falta, dormir, correr, gritar, comunicarnos con alguien, desconectar,  abrazar, comer, beber…  Nuestra biología no nos pide fumar, porque no está hecha para eso. Nuestra biología nos está pidiendo algo a lo que hemos aprendido a responderle con un cigarro.

   Te invitamos a que intentes este nuevo método en cualquier conducta poco saludable que te plantees modificar. Total, en lo único que tendrás que invertir es en “poner atención”, puede que te sorprendas a ti mismo.

   Te dejamos el enlace de un vídeo en el que Judson Brewer, psiquiatra y experto en adicciones, explica muy claramente cómo funcionan estos malos hábitos, por qué se generan y cómo aplicar la técnica de la curiosidad para abandonarlos.
http://www.psyciencia.com/2016/08/judson-brewer-mal-habitos-dejar/



miércoles, 24 de febrero de 2016

“Ya he pasado por muchos psicólogos…”

¡Alerta!
Una vez más, la teoría del apego nos da deliciosas explicaciones.
Hay personas que advierten, nada más conocer al terapeuta, que ya han visitado muchos otros psicólogos y que con ninguno ha logrado terminar la terapia porque “el terapeuta no consigue que yo cambie”, o porque “no conectábamos bien” o “sentía que no me entendía”…
Todas y cada una, muestras de apego inseguro ambivalente.
Seguramente son personas que no logran ser persistentes en muchas otras tareas. Podemos fácilmente detectar su inseguridad ante la adversidad, labilidad afectiva, miedo a afrontar las obligaciones y compromisos y cierta inestabilidad al relacionarse con sus pares. El denominador común es la “inconsistencia”.

¿Por qué ha de ser consistente ahora con un nuevo terapeuta? Estará replicando su modo de afrontar la vida en pequeña escala. Desertar es algo conocido para estas personas. ¿Qué puede esperarse de alguien que, al enfrentarse por primera vez a la vida, sólo algunas veces recibía de sus figuras de apego (normalmente sus padres) la satisfacción de sus necesidades? No estamos hablando de necesidades complejas, más bien de necesidades básicas: hambre, sueño, malestar, dolor o incomodidad, necesidad de contacto, de atención… de “seguridad”. El mensaje que descifra un bebé cuando sus necesidades son insatisfechas es “el mundo es un lugar impredecible”. Todo indica que la vida es un pasaje por la adversidad, en la que sólo A VECES yo cuento para el otro y para mí mismo.

Por lo tanto, aunque como terapeutas nos podemos sentir atacados, puestos a prueba o "cortados de cabeza", en realidad lo que tenemos en frente es un niño o niña que busca en la vida algo seguro, por lo que hay que intentar no caer en la tentación de comprobar que nosotros sí valemos la pena más que el o los anteriores, en calidad autoritaria de “expertos”, o pedir explicaciones de por qué no consigue seguir los procesos terapéuticos. Más bien, lo primero que se debe apoyar y confirmar, es que éste es un sitio seguro, que aquí puede ser quien le apetezca, que aquí no habrá juicio, que será escuchado y todo lo que surja como necesidad, será respetada y atendida. Esta nueva relación no es ambivalente. Confrontar todo intento del paciente por confirmar ese modelo aprendido. Aquí y entre nosotros: SIEMPRE.

Reparar ese apego experimentado asegurará la continuidad en el proceso terapéutico y el cambio deseado. Reparar ese apego significa un cambio en las relaciones con los pares, un cambio en la relación con uno mismo, un cambio al enfrentar la vida desde un lugar seguro: el propio.

martes, 9 de febrero de 2016

El machismo mata

“El machismo mata”. Así de contundente se titula el último programa de Salvados, de Jordi Évole, que puedes ver aquí: http://goo.gl/PHjs1l


Creemos que merece la pena pararnos unos minutos a reflexionar sobre algunas de las cuestiones que se plantean, así que aquí os dejamos algunas de las conclusiones que podemos extraer de las entrevistas que realizan en el programa (a una jueza, un psicólogo, un hombre que ha sido condenado por violencia de género y a una educadora que fue maltratada por su pareja y hace talleres de prevención en institutos).

  • La violencia de género es algo mucho más habitual de lo que se piensa, de hecho se habla ya de terrorismo machista. La comparación: en 10 años han sido asesinadas más mujeres que el total de personas que ha asesinado ETA en 40 años.
  • La violencia de género tiene diferentes manifestaciones, física, fácilmente reconocible, psicológica (control, aislamiento, amenazas, humillación…), económica (limitando su independencia económica y laboral, controlando el dinero que se le proporciona), sexual, e instrumental (cuando se maltrata algo querido por la mujer, por ejemplo, sus hijxs). De ésta última no se habla en el programa, más que en un dato: 51 menores han perdido a sus madres.
  • La violencia de género es transversal, se da en todas las clases sociales, en todos los niveles socioeducativos. No hay perfiles de mujeres que son maltratadas, ni de hombres que maltratan.
  • Por esto, la prevención tiene que ser necesariamente transversal, desde la infancia a la adultez, desde los mensajes que se transmiten a través de medios de comunicación a los que inculcan las familias, de forma más o menos consciente. Hay que actuar en todo el iceberg, no sólo en la punta visible.
  • Los recursos de atención a las mujeres y sus familias son absolutamente insuficientes. Hacen falta recursos de acogida, medios en juzgados, comisarías, programas educativos, formación a profesionales...
  • Hay que intervenir con las mujeres que han sufrido violencia de género por parte de sus parejas hombres, para que puedan reconocer sin vergüenza ni culpabilidad la violencia que han sufrido y se empoderen para salir de ella y llamarse "supervivientes"
  • Es necesario intervenir con hombres para preservar la integridad física y psíquica de las mujeres, de las actuales parejas y de las futuras, además de tratar de desarrollar nuevas formas de pensar y sentir, nuevas formas de masculinidad no estereotipadas.
  • Los hombres que maltratan no tienen una enfermedad mental, es una ideología y una forma de pensar, que lleva a una forma de comportarse, sustentada por un sistema que lo permite, el sistema patriarcal.
  • Es imprescindible visibilizar y promover modelos sanos de relaciones, libres de violencia, basadas en el buen trato mutuo y la igualdad.
  • El feminismo es el movimiento que lucha cada día por la igualdad de mujeres y hombres, reivindicando los derechos de las mujeres y cuestionando los privilegios de los hombres. Sin embargo, esto no tuvo cabida en el programa, como se pone de manifiesto en este artículo.

¿Qué conclusiones sacas tú? 


jueves, 4 de febrero de 2016

Cuando una sesión es suficiente

        
 
    Cada cierto tiempo, llegan al psicólogo personas con mucha confusión, desánimo y vulnerabilidad emocional visible. Aunque éstos sean elementos comunes a casi todas las personas que buscan ayuda profesional, en ocasiones, todo el estado en que se encuentra es producto de su necesidad de echar un cable a tierra, expresar, poner orden, sentir sin culpa y tener a un desconocido al que compartirle su conmoción.

       Hay pacientes que sólo requieren una sesión. Aunque carece de lógica, sobre todo desde la perspectiva clásica y/o dogmática de una “terapia”, una sesión puede ser tan potente, que el paciente percibe su suficiencia y no vuelve.

     Sesiones en que se ordenan las ideas, se entienden los comportamientos, una montaña rusa de emociones en algo más de una hora, en que si es bien utilizada, se pueden identificar los motivos del problema, clarificar los deseos, objetivos o metas que la persona tenga y qué comportamientos debe modificar y decisiones debe tomar para lograrlos.

      En una sesión el paciente se lleva un recorrido por la infancia, una explicación de su pesar, un desahogo emocional importante, pero sobre todo, claridad. Comprensión del sitio que ocupa y cómo lo ocupa, y todo aquello que debe hacer para llegar al sitio que busca. Claridad en todo lo que le limita, en el autoboicot para dificultar su felicidad, en las excusas que ya no valen, las emociones que calla y el panorama que ha construido, que ya se aleja kilómetros de lo que realmente desea.

Una sesión. Para recorrer una vida y empezar a cambiarla.



*Este artículo no pretende tener una visión reduccionista ni simplista del proceso terapéutico. Nos inclinamos por el acompañamiento a la persona durante las sesiones que sea conveniente para cada caso. Desde luego, lo que planteamos no es aplicable a aquellos casos con necesidad de atención clínica. Si el objetivo de la terapia se relaciona con el desarrollo personal, tampoco parece ser suficiente.

lunes, 1 de febrero de 2016

Terapia de parejas, doble posibilidad de crecimiento

Cuando las parejas deciden ir a terapia de pareja, por iniciativa de uno o de ambos, generalmente llegan con el mismo discurso: “tenemos problemas por como está actuando él/ella últimamente”.

Tendemos a ver las causas de los conflictos en el otro. Y es normal. Las cosas se ven mejor si están a cierta distancia. Y también porque es más fácil cuestionar al que tengo enfrente que cuestionarme a mí mismo, pues yo tengo que seguir seguro de quién soy y lo que hago para continuar funcionando desde mi certeza.

Sin embargo, siempre la responsabilidad de la dinámica de la pareja es de ambas partes, haciendo, dejando de hacer, pidiendo que se haga, esperando que se haga, no queriendo hacer… Y parte del trabajo en la terapia es ser conscientes de esto, de lo que ponemos cada uno, de lo que esperamos del otro, de lo que necesitamos, de si lo que necesitamos podemos cubrirlo con la relación...

Muchas veces se redactan “contratos de pareja” que al tiempo de ser firmados no se ajustan a la realidad. Como ejemplo, vamos a imaginar que cada uno de nosotros es un pilar. Y que en un momento dado, dos pilares deciden co-construir un puente, co-construir una relación de pareja. Y se redacta un contrato que define el diseño, los materiales, el coste, el recorrido, el uso, el tiempo de construcción… Pero, ¿cuántas formas hay de construir un puente?

Hay puentes con más recorrido que otros, unos más altos, otros con menos inclinación. Hay algunos que se construyen con una anchura determinada y cuando se ponen en uso se hace evidente la necesidad de ampliarlo, pues es más transitado de lo planificado inicialmente.

A veces también se decide usar un material, que en seco queda de maravilla, pero cuando llueve ¡resbala! ¿Quién va a correr el riesgo de pasear por él un día de tormenta?

Por eso, siempre durante el proceso de construcción, hay que ir poniéndolo a prueba, y ajustando aquello que no acaba de encajar, redefiniendo el contrato inicial. Incluso después de terminado, habrá que hacer algunas revisiones más o menos periódicas, para comprobar que sigue siendo tal como queremos que sea.

La terapia de pareja es un espacio para mirarnos desde otra perspectiva, para la redefinición de acuerdos, para el ajuste de términos, para el crecimiento personal a través del trabajo en pareja, o incluso para la rescisión de contratos que descubrimos poco útiles para nuestra salud mutua.


Para seguir conociendo más sobre esta terapia, puedes entrar en: